La matemática, es y ha
sido una de las ciencias más importantes para el ser humano, por lo que su
historia y desarrollo acompañó también la evolución del género humano.
Desde que el ser humano
comenzó a cambiar su morfología y su estructura mental, para pasar de su estado
animal al de hominización, la matemática se ha mostrado siempre dispuesta a
servir de evidencia para demostrar la superioridad de pensamiento y de
capacidades mentales, por lo que encontrar muestras de sus primeros usos es
algo que confirma y perpetua la historia. Es por esto, que es importante
analizar la historia de la matemática, no solo desde la mirada de las antiguas
civilizaciones y sus avances, sino también desde la mirada de la prehistoria,
en donde su inicio se funde con el de la humanidad.
Pero para poder analizar
esa prehistoria matemática, hay que tener en cuenta que es muy probable que “lo
primeros registros contables se dieran en forma de muescas”, las cuales son
trazos simples que por lo general se encuentran en huesos (Gonzalez, Martin
& Silvan, 2010, 172). Según afirma Gonzalez, Martin & Silván (2010) “las
primeras muestras relativamente evidentes de pensamiento matemático pertenecen
a épocas más bien recientes de la humanidad, concretamente al Paleolítico
superior (35.000 – 10.000 BP) o a épocas inmediatamente anteriores” (p. 173), y
es desde este periodo que se empiezan a datar las primeras muestras
arqueológicas de muescas, como por ejemplo, “un hueso de lobo de unos 35.000
años, encontrado en Dolni Vestonice (Moravia, República Checa) donde también se
descubrió una cabeza de mujer esculpida en marfil. En el hueso, de unos 18
centímetros de largo, se encuentran 55 muescas” (Gonzalez, Martin & Silvan,
2010, p. 174). Pero a este también se suma una “varilla o alfiler de hueso, de
hace unos 34.000 años, catalogada como procedente de Gorge d’Enfer (Abri
Lartet, Dordogne, Francia), con incisiones análogas a las del hueso precedente”
(Gonzalez, Martin & Silvan, 2010, p. 175); e incluso un “asta de reno
fechado hace unos 15.000 años, hallado en Brassempouy (Las Landas, Francia), y
conservado en el Museo de Aquitania de Burdeos. En él se encuentran marcados 1,
3, 5, 7 y 9 trazos rectilíneos, en una disposición que ha dado lugar a no pocas
conjeturas en lo que se refiere a las pretensiones matemáticas de su autor”
(Gonzalez, Martín & Silván, 2010, p. 176).
Partiendo de estos
hallazgos representativos, es posible determinar que originalmente la
matemática se expresaba de manera simbólica y simple, y que es muy difícil
determinar en si cuales fueron los propósitos con los que se hicieron, pero
muchos arqueólogos e historiadores matemáticos concuerdan en que esas marcas
están asociadas al registro del trascurso del tiempo, como lo fue la
representación de los días, de meses lunares, por lo que muchas muestras
arqueológicas representan más o menos 30 muescas. Pero también se ha llegado a
pensar que ese mismo número de marcas pueden ser el producto del cómputo de los
días del ciclo natural de la menstruación de la mujer, lo que ha abierto la
puerta a la posibilidad de pensar que los primeros matemáticos de la historia
humana son mujeres, eso se conoce como la conjetura de Zaslavsky” (Gonzalez,
Martin & Silván, 2010, p. 176).
Algo también de considerar
dentro de la mirada prehistórica de la matemática, es que todas esas muestras
arqueológicas y su respectivo análisis se han concentrado específicamente en
dos continentes, de donde se considera que se inició el desarrollo humano y en
donde se ubicaron cada una de las especies humanas que evolucionaban. Esos
continentes, de algún modo se diferencian en el análisis que se hace, por un
lado en Europa, se hallaron las principales muestras prehistóricas, de las que
se centra la mayoría del análisis histórico, y por el otro lado África, en
donde además de encontrar algunas muestras importantes, también se hace un
análisis de las tribus que se consideran más antiguas y sus vestigios
históricos y culturales ((Gonzalez, Martín & Silván, 2010, p. 176).
Estos son los aspectos más
importantes a tener en cuenta al momento de hablar de prehistoria de la
matemática, en donde es difícil determinar con certeza que representaron las
muescas en los huesos, pero de donde a la vez es posible tener la seguridad que
la matemática también nació con el desarrollo del hombre.
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